jueves, 28 de enero de 2010

Teoría del desarrollo capitalista, Capítulo 8: La naturaleza de las crisis capitalistas.

Aunque Marx nunca perdió de vista la cuestión de las crisis y la menciona constantemente en la mayoría de sus obras, nunca tuvo ocasión de dedicarse a un estudio exhaustivo de las mismas. Sweezy nos advierte de que recogerá en este capítulo los estudios de los más destacados autores marxistas sobre la materia.

En primer lugar parece evidente señalar que una crisis de sobreproducción (aquella en la que las mercancías se acumulan porque no se pueden comprar), solo puede darse en una sociedad los suficientemente avanzada. Las sociedades basadas en el trueque o en las que la producción está organizada por una solo autoridad (economía patriarcal, p.e.) sufren escasez u otros tipos de crisis, pero no la sobreproducción. Este tipo concreto de crisis se da cuando alguien rompe la cadena de compras y ventas de mercancías (M-D-M). Esto hace que también sea improbable su incidencia sobre sociedades tan orientadas al cambio como las de producción simple de mercancías.

La ley de Say (por Jean Baptiste Say, discípulo francés de A. Smith), que establece que a una venta le sucede siempre una compra inmediata de igual importe de manera que la cadena M-D-M no se puede romper, es claramente aplicable a las sociedades de producción simple de mercancías. Sin embargo, su generalización al caso de la producción capitalista es un error duramente criticado por Marx, que afirma que el dinero no solo actúa de mediador entre una compra y una venta, sino que verdaderamente las separa, convirtiéndolas en operaciones distintas e independientes.

La mayor diferencia de la producción capitalista con respecto a la producción simple es su forma de circulación D-M-D’. Este esquema de circulación es el que siguen los capitalistas, los obreros siguen en el esquema M-D-M. En el esquema D-M-D’ lo que motiva el movimiento no es la búsqueda de unos valores de uso, sino la expansión del valor , la apropiación de más riqueza. Se busca, por tanto, que D’ – D = ∆D sea positivo y lo mayor posible. Son precisamente las fluctuaciones de ∆D (que en último extremo es lo mismo que hablar de las fluctuaciones en la tasa de ganancia g = ∆D/D) las que pueden provocar que no sea interesante para el capitalista lanzar su capital a la circulación y prefiera retenerlo, causando así la interrupción del ciclo y dando el primer paso hacia la crisis de sobreproducción. Para que esto ocurra no es siquiera necesario que ∆D sea negativo o igual a cero, basta con que descienda por debajo de lo que los capitalistas consideren que es su valor usual. Si esto ocurre, retendrán su capital en espera de que ∆D alcance de nuevo ese valor. De hecho, la crisis en sí misma es el mecanismo que provocará que ∆D remonte y alcance (o incluso supere) sus niveles anteriores, pues generará más desocupados, eliminará competencia, abaratará las mercancías, etc.

Si el análisis anterior es correcto, el estudio debe centrarse en las causas que provocan un descenso en la tasa de ganancia. Con esto en mente, Sweezy señala dos tipos posibles de crisis:

- La crisis relacionada con la tendencia descendente de la tasa de ganancia, que como ya vimos era consustancial al sistema de producción capitalista, de manera que las crisis serían periódicamente inevitables.
- La crisis de realización. Es la que tiene lugar cuando una mercancía no se puede vender a su valor. En ese caso el problema está en realizar el valor que, en un sentido físico, ya está incorporado a la mercancía.

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